Arquitectura del Barrio Clínicas
Corazón de Alberdi…
En la segunda mitad del siglo XIX la zona era denominada el Barrio de las Quintas, porque todas las manzanas eran quintas dedicadas a la producción de verduras, de frutas, proveyéndose de regadío del Pueblo de La Toma que tomaba el agua de los canales de riego del río Suquía. Entonces no estaba muy poblado. Esas propiedades todas, desde el Río hasta la quinta de Santa Ana o el barrio de la Pólvora, eran propiedad de Don Pepe Celman. Varias cuadras que eran alfareras con frutales, tenían construcción. El barrio de las Quintas más allá de la Plaza Colón actual, estaba atravesado de este a oeste por una larga y primitiva perspectiva sin pavimentación, ya que el canto rodado no pasaba de la dicha plaza.
Eran guadales que levantaba el tránsito, nubes de tierra con su estambre dorado, aplacadas por el riego a balde que practicaban algunos diligentes vecinos. El aspecto de la calle «pa’lao d’ arriba» justificaba por su extensión desolada, el mote de la «calle larga», y describe López Cepeda el barrio de las Quintas: «Cada manzana, o media o cuarta, era una quinta con el nombre de su propietario. Por ellas y bajando del Pueblo de La Toma, que ahora es Alto Alberdi llegaba en la hora de su respectivo turno el agua conducida por rústicas acequias. El líquido elemento cobraba vida al buscar su nivel y acudía presuroso y volante de cielo y hojas.
El modesto labriego, el quintero, exclamaba: «¡Ya viene el agua!», a lo que se abría la compuerta y se derramaba gozosa sobre la gleba parda y verdegueante de tiernas yerbas o florecidos frutales. Era la hora gozosa para grandes y chicos. Después de la década de 1880 se instaló allí el Mercado General Cabrera, también llamado Plaza de las Carretas, creación de don Eduardo Huergo, quien en 1864, adquirió una fracción de setenta por ochenta varas. Fue cambiando así la fisonomía del barrio de Las Quintas. Dicho mercado era un cuadro abierto por los costados norte y oeste y edificados los otros dos, donde estaban los puestos de carnicería, menudencias y hortalizas. Sus altos muros se conservan aún, transformados y cerrados hoy en la Central de Policía. Sobre el costado del oeste, calle de por medio, estaba la galería, con tiendas y almacenes, demolida a fines de 1975. Demoliéndose Florida esa calle, actualmente Santa Fe, porque los Juárez y la gente de la época del 90 pretendía que ese iba a ser un barrio cívico de mayor importancia, y por eso le pusieron «Calle Florida», para imitar a Buenos Aires.»
«Otro factor que contribuyera a ir cambiando la fisonomía del barrio de las Quintas lo constituiría la instalación de una de las compañías de tranvías que llegó a poseer Córdoba: el tranvía Argentino, que pertenecía a don Benjamín Domínguez y servía el transporte de las gentes hasta la calle Rivera Indarte por el centro, iba por 9 de Julio desde la «empresa», o sea la estación donde tenía sus oficinas de administración y guarda de los coches en la calle Santa Ana -hoy Santa Fe- y esquina 9 de Julio, y volvía por Santa Rosa.
Servía los barrios de Las Quintas y del Cementerio. Se destartaló pronto, por la acción de su pesado trajinar, y alcanzó el mote de «la carreta», no solamente por su aspecto sino también por el desalentador andar de sus jamelgos. También es de destacar la inauguración en el 88 de la Plaza Colón. Le dieron el nombre de Juárez Celman a la plaza por el entonces presidente. El, como retribución, obsequió con todos esos bronces que habían estado en el Pabellón Argentino de la Exposición de París del 87. Entonces fue una plaza muy bonita pero era la mejor plaza de la ciudad de Córdoba, iluminada a gas y con bronces, con columnas venecianas. y cuando se inauguró fue una gran fiesta: la noche anterior se ensayó la iluminación a gas, todavía no había luz eléctrica; y todos los laterales de la Plaza los habían cubierto con arpillera para hacer los últimos arreglos para que el público se sorprendiera al día siguiente. Esa plaza tuvo el nombre de Juárez Celman dos años porque el año 90, cuando cayeron los Juárez, una manifestación vino desde la Plaza Gral. Paz con escaleras, tenazas, martillos y arrancaron todas las placas. y el 22 de octubre de 1892 le pusieron plaza y calle Colón. Se había instalado cerca del Hospital de Clínicas en construcción, el Regimiento XII de Infantería, junto a una serie de almacenes, casas-quintas y quintas. Hacia el año 1914 el barrio Clínicas, si bien en continuo crecimiento, mostraba casas aisladas, rodeadas de extensos baldíos que eran utilizados por los universitarios de medicina en su mayoría, para practicar atletismo, fútbol, etc. En aquella época prácticamente estaba ocupado todo el barrio por estudiantes, eran pocas las casas de familia y muchas de ellas tenían pensionistas estudiantes. La mayor parte vivía en casa habitaciones e iba a comer a pensiones. La muchachada, en los momentos en que dejaba de estudiar, aparecía en los baldíos, dedicándose al deporte.
«En el barrio había muy muchos sitios baldíos especialmente desde la calle Cnel. Olmedo hasta el Hospital de Clínicas. Ranchos de pajas, donde se hacían las grandes tertulias de antes…» «Las calles eran totalmente de tierra, los focos -en las esquinas- estaban alumbrados a carburo. No era un barrio muy tranquilo, porque existían unas confiterías de Peredo y de Micheli donde se juntaban grandes cantidades de gente y más lo hacían para ir a jugar, que en ese tiempo la policía no prohibía el juego.» «Entremezcladas con las casas de estudiantes, en la segunda década, había también rancheríos, villas miserias que hacia el 30 van desapareciendo. Un barrio en el que se mezclan las nuevas edificaciones, sórdidas covachas y extensos baldíos, en el que poca era la atención que sobre sus necesidades prestaban las autoridades del municipio. En el año 1927 se inaugura el Mercado Municipal de Alberdi. Es interesante la siguiente descripción del barrio Clínicas hacia ese año: «Era un suburbio de todos esos barrios aledaños con caseríos pobres, casa viejas; no había ninguna edificación moderna, con cortadas, huecos y caminitos». Y comenta el doctor Güena: «En 1927 vine a vivir a calle 9 de Julio al 1560; eran tres departamentos y no tenía frente. Ahora hay una casa de alto adelante. Entrábamos por un caminito e íbamos hasta los tres departamentos. El Pasaje Clínicas era también un paso, nada delineado. Había dos o tres casas, nada más por allí».
Era una barriada donde vivían nada más que estudiantes, pocas familias, pensiones, negocios y después de calle Haedo Norte (actual Silvestre Remonda) el submundo, que eran los clandestinos y patentados. Pero empezó a avanzar el centro para el barrio. Es decir, al barrio se lo estaba comiendo el centro. Dejaba de ser zona prohibida. A finales de la década del 30 se comenzó a pavimentar diversas calles del barrio, adquiriendo una fisonomía más moderna. Es muy pintoresca la Memoria Anual de la Seccional 3ra. de Policía del año 1937 al referirse a los establecimientos hospitalarios: «Sobre la misma arteria en que se encuentra ubicada esta seccional y distante apenas dos cuadras hacia el oeste, se levanta majestuoso el enorme edificio del «Hospital Nacional de Clínicas», que por la gran afluencia de enfermos que concurren en demanda de auxilios médicos adquiere un movimiento extraordinario es sin lugar a dudas uno de los más importantes de esta capital. En el mismo prestan su servicio valientes profesionales, hombres de estudios conocidos de renombre en toda Sudamérica por su capacidad científica; siendo a la vez casa de estudios teóricos y prácticos en donde se forman los estudiantes de hoy, los profesionales de mañana. Tenemos igualmente el «Instituto de la Maternidad» y la «Escuela Práctica». Ya en el año 1939, es grande el número de establecimientos educacionales, deportivos, militares, etc., que se han establecido en esta zona.
Es partir de ese año, quizás, la época más álgida en la evolución de barrio Clínicas como núcleo netamente universitario. El siguiente es un testimonio: «Al llegar a Córdoba el primer fenómeno curioso de tipo estrictamente universitario que se advierte fuera del ámbito propio de las casas de estudio, es el de barrio Clínicas. Tiene la característica de ser el sector de la ciudad con la mayor concentración estudiantil. Pero, por razones lógicas, no solo vivían estudiantes de la Facultad de Ciencias Médicas (Medicina, Farmacia, Odontología), sino también había de Ingeniería y de Ciencias Económicas. Casi no vivían estudiantes de Derecho; y la Facultad de Filosofía no existía en aquella época. Es decir, en aquel entonces no existían las nuevas facultades y escuelas que actualmente tiene la universidad, ya que son creaciones muy posteriores. Pero la presencia y el predominio de los estudiantes de medicina le da al barrio una característica muy especial. Es el barrio de los guardapolvos, de los muchachos y las prostitutas». A partir de la década del 40, casi todas las casas en el barrio eran netamente estudiantiles. En cada cuadra había una o dos casas de familia únicamente. En 1943 se produce la huelga universitaria, cumpliéndose hasta 1945 una etapa muy especial en el movimiento universitario y por consiguiente en barrio Clínicas. Se produce una lucha abierta contra el gobierno nacional, provincial y universitario, incluso con continuos enfrentamientos con la policía.
La persecución policial en Córdoba al movimiento estudiantil reformista fue muy rigurosa. Al estudiante que no rendía lo obligaban a irse de la ciudad. El que era de otra provincia tenía que volver porque la policía lo detenía y lo metía preso hasta que los padres lo vinieran a buscar o hasta que por sí mismo resolviera abandonar Córdoba. El que era de Córdoba y no rendía por cierto que lo tenían con los carcelazos continuos hasta que conseguían la deserción de buen número estudiantes. Esta singularidad que caracterizaba a barrio Clínicas, la existencia de casas estudiantiles que lo habían sido durante décadas, con esta prolongada huelga sufre una notable transformación. Todos los testimonios recogidos al respecto sobre este periodo de la vida del barrio son claros al respecto. Desaparecen muchas casa de estudiantes. «Las razzias policiales con los desplazamientos de estudiantes permitió que dueños de casa que a lo mejor eran de estudiantes desde hacia 30, 40 años, recuperaran sus propiedades. Ya que se iban transfiriendo los contratos y nadie podía echarlos…» «Todos esos años, del 43 al 45, años de lucha, años de sacrificio obligaron a los estudiantes que vivían en el Barrio Clínicas a modificar totalmente su género de vida. Ya no era la vida riente, no era la vida amable, la vida grata del barrio, con sus característicos 21 de setiembre, con sus fiestas del estudiante, mas o menos escandalosas y mas o menos originales…» «Hay tambnién un factor importante que cambiará la fisonomía de Córdoba y del barrio Clínicas, ubicado estratégicamente hacia la zona de expansión natural de la ciudad, promoverá el asentamiento de familias obreras, de familias modestas. «El barrio cambia las casas del barrio ya eran caras, luego del proceso de industrialización, y el estudiante ya no era un cliente como en otras épocas. En otras épocas sí era un buen cliente. Porque entre 6 u 8 estudiantes que recibieran unos pesos podían pagar un buen alquiler. Aumenta el precio del alquiler y el estudiante deja de ser un cliente». «Ediliciamente la fisonomía del barrio cambia a partir del 50 en forma extraordinaria. Se asfaltan sus calles, muchas de ellas empedradas o de tierra, se entuba el Aguaducho, y con ello pasa a formar parte de la leyenda estudiantil, se remodela a partir del 57 la antigua Plaza Colón, se construye el nuevo puente Florida y el golpe de gracia lo dará la prolongación de la Avenida Colón hacia el oeste que parte en dos en 1959 el Barrio Clínicas.»
«Contribuyen a hacerle perder su fisonomía eminentemente estudiantil la inauguración de la Ciudad Universitaria y el traslado de las facultades a esa zona como así mismo pierde el Hospital de Clínicas su condición de único Hospital-Escuela para convertirse en uno de los tantos hospitales que cumplen esta función.» «Hay mucho, mucho dinero entre el estudiantado. Ya es una cosa absolutamente diferente. Ya empieza el auge de los estudiantes, masa enorme, latinoamericana que vienen con dólares, con muchos dólares» «Fue cambiando la fisonomía del Barrio Clínicas. Posteriormente, como cosa de avanzada en el progreso, las calles empedradas desaparecen y el tranvía también. Pero las calles empedradas donde nosotros, sobre todo cuando cansados de ver los libros, no de estudiar, nos poníamos a jugar a la pelota en la calle hace 20 o 25 años, con el asfalto ya se hace mucho mas cómodo, mas lindo…» «Corroborando estos juicios con las palabras del Comisario de la Seccional 3ra.» «Tengo un sector poblado de estudios de abogados, familias profesionales, un sector que abarca de La Cañada para el lado de la Plaza Colón, sector también habitado por mucha cantidad de militares, tengo el Comando del III Cuerpo dentro de la zona. Ahora a partir de la Plaza Colón o sea de la Maternidad hacia arriba, hacia Alto Alberdi ya entra a predominar la habitación estudiantil o sea calculo que en ese sector ya hay un 60% de población estudiantil, diseminadas en alquileres de casas; tienen un grupo de 4 a 6 una casa, hospedaje, pensiones, la gran mayoría de ellos son estudiantes. En esa zona no ha habido problemas así de grandes alteraciones, disturbios, de cosas raras, pequeños festejos.» «Y un juicio lapidario: «Entiendo que la jurisdicción en la actualidad es una de las juridicciones más tranquilas. Se está rodeando de muy muchas familias también»
Barrios Aledaños
«Rodeando al barrio de «Las Quintas» en el siglo pasado y en este Barrio Clínicas existieron y existen barrios que contribuyeron, en parte, por relación inmediata, a dar al estudiantes su tónica diferenciadora y particular, su aire de bohemia, de barrio de extramuros, acentuándose en estos últimos tiempos al crearse núcleos de niveles económicos altos, barrio Santa Ana, que contrastan fuertemente con el Clínicas. Coadyuvaron a su desarrollo, fueron y son parte de su historia y es por ello interesante mencionarlos, aunque más no sea. «Estaba «La Quinta de la Polvora», donde en tiempos de la Independencia los negros trabajaron centenares de quintales de ese producto. Pero de rotunda intención agresiva era el «Barrio de Congo», «El Infiernillo», «La Bomba», de oprobiosa entonación. La antigua posesión de Monserrat, «La Quinta Santa Ana» ponía cierta frescura a tanto ardor de roncha y el «Barrio de las Rafitas» andaba en amistad con la actual Plaza Colón… Pero las quintas se extendían hacia el río. Poco a poco, el progreso las fue comiendo a dentelladas. No tuvo compasión de ellas. Se olvidó también la ciudad del cansancio de sus hombres y de todo cuanto le habían servido. Estaba escrito que debían comenzar la retirada, cada vez mas lejos»
La Quinta Santa Ana
«Hacia la parte sur del Barrio Clínicas se encuentra la Quinta Santa Ana en la antigua zona de éjidos y baldíos. «Santa Ana era una propiedad jesuítica ya en el Siglo XVII dedicada para recreo dominical del los novicios y alumnos del Monserrat. Con motivo de ese destino formaron instalaciones funcionales, como era una especie de galería, despensa, agregándose con el tiempo una capilla que todavía existe. Fuera de los fines festivos de los estudiantes ellos agregaron quintas y sobre todo manzanares. Luego de la expulsión de los Jesuitas eso queda abandonado hasta que en 1771 se constituye en Córdoba la Junta de Temporalidades de los Jesuitas expulsos, comisión pública encargada de administrar e ir vendiendo las propiedades jesuíticas. Una de estas propiedades la compra el Deán Funes, colindante al norte con el Cementerio San Jerónimo, a la que el Padre Pedro Grenón registra gráficamente pero ya en estado de destrucción en este siglo.» «A principios del siglo esta zona estaba dividida en quintas muy grandes y baldíos. En estos últimos los universitarios solían practicar deportes, lugar completamente baldío, circundado por barrancas, donde años después tendría su cancha el Club Universitario. Las quintas las habitaban sicilianos, pertenecientes a la mafia.» «Desaparecieron esas quintas y ahí se formaron canchas de fútbol donde jugaban los muchachos de la zona ya sea del Barrio Clínicas o del Infiernillo. Hacia los años 35, 36 y 37 hasta agosto del 38, se instalará allí el fiel Club del Universitario. «Todo lo que es hoy la Quinta Santa Ana lo podría haber comprado Universitario a razón de 0,80 centavos el m2. Universitario lo consiguió en alquiler y ahí estuvo muchos años.» En el año 40 esta zona de la ciudad comenzará a cambiar su aspecto en forma total. En el baldío denominado «Quinta Santa Ana» en donde se encontraba ubicado el campo de deportes del Club Universitario, dichos terrenos han sido rematados en lotes y en la actualidad se están construyendo numerosas casas y con el tiempo quedará transformado en un hermoso barrio. «Augurio que seis años después era ya realidad.» «…En la actualidad es un barrio moderno, fino, con amplios espacios verdes y elegantes farolas de hierro en las esquinas, muchas de las cuales han ido a ingresar al mobiliario de las casas de estudiantes próximas.»
El Infiernillo
«El doctor Juan E. Vélez escribía el 14/4/1926 sobre el Basural de Córdoba situado mas hacia el oeste de la Quinta Santa Ana y lindero al Barrio Clínicas por la parte Sur: «Los carros atmosféricos Nros. 2 y 3, vacían su cargamento en la alcantarilla y los transportadores de guano, hacen lo propio a diez metros de distancia de las viviendas llamadas «Infiernillo», donde habitaban setenta y siete personas de ambos sexos, adultos y niños, en pésimas condiciones de higiene. «El Infiernillo» lo constituyen dos cuerpos de edificios levantados paralelamente en un terreno de 50 por 50 más o menos, con techos a dos aguas, constando cada cuerpo de catoce piezas, siete a cada lado. Data de tiempo inmemorial y debería desaparecer por «Prescripción». «…De aquí que adquieran enfermedades infeccionsas y parasitarias que transportan a las casas de familia donde prestan sus servicios domésticos…» «…Completa este desastre higiénico un chiquero instalado por un señor Luis Rodríguez concesionario del basural…» «La parte alta e inmediaciones del basural, presenta un panorama incomparable, es muy sana, un aire puro y sería un punto espléndido para un barrio familiar; se está edificando rapidamente, pero he aquí que la quema de basuras, el chiquero del señor Rodríguez y el hervidero de huesos de este mismo señor que aprovecha como combustible suelas, cueros, pedazos de neumáticos y cuanto tiene a tiro, convierten la atmósfera en algo irresponsable e insoportable.»…»Era un barrio de cirujas, que colindaba con el antiguo basural de Córdoba. Porque al pie de las casas de ellos, de sus piezas, empezaban el basural que se extendía para arriba, de manera que ahí volcaba la Municipalidad de Córdoba la basura. Eran cirujas, gente de mal vivir. A las siete de la tarde, en invierno, ni la policía -si era un agente solo- se animaba a pasar por ese barrio. Ahí había personajes que verdaderamente trascendieron el límite del barrio. Como el «Gaucho Melitón», el «Gaucho Posorio», «la que te Relumbra», la «Gaucha Manuela», «Corazón Verde». Era gente de ese barrio porque no solamente eran esas dos cuadras sino desparramadas por todas esas lomas que hoy en día están edificadas. Eran todos ranchos, casitas de una pieza o dos que ni baño tenían. Por supuesto no había agua corriente, no había luz, de manera que se alumbraban a candil
El Pueblito de La Toma
Situado al noroeste del barrio Clínicas, estaba el Pueblito de la Toma, embocadura de la acequia que entregaba su agua a la ciudad y donde estuvieron por siglos afincados los originarios de estas tierras y después aquellos traídos desde regiones norteñas para aclimatarlos. De este modo se fueron misturando con el criollaje de las vecindades, hasta que apenas si quedo hace pocas décadas un mortecino resplandor en pupilas renegridas…» «…¿De donde provenían estos indios quevan a asentar sus reales pegado mismo a lo que será el Barrio Clínicas? «En 1670, los españoles transplantaron a Córdoba indios calchaquíes del Noroeste Argentino -malfines y quilmes- y los instalaron en El Pueblito hoy pueblo Alberdi- que fue una comodidad indígena. Otro núcleo de Indios quilmes fueron llevados a la provincia de Buenos Aires y formaron el pueblo de Quilmes que lleva su nombre.» «…Es interesante comprobar como algunas calles del Barrio Clínicas, Cantacara, Hualfin, responden a indudables denominaciones indígenas, la primera significando que en ese lugar los comechingones tenían un taller de vasijas y la segunda el lugar de origen de los indios Hualfines. Como lo ha mostrado el Padre Cabrera.»
La Cañada
El arroyo que cruza la ciudad de sur a norte era el límite que marcaba, para el estudiante que venía de su barrio, la aparición del Centro. En Crónica de Córdoba de Ignacio Garzón, al hablar de la Cañada dice: «Existían tres puentes sobre la Cañada: dos del tiempo de los españoles (en las calles 27 de Abril y Colón) y uno del tiempo de Bustos (calle 9 de Julio). Los primeros se desplomaron a consecuencia de una gran crecida y el gobierno mandó reconstruirlos, con tanto acierto que hoy se conservan (1902) sin haber sufrido el más mínimo deterioro. El de la calle Colón fue terminado por suscripción de los vecinos. La sistematización de La Cañada se iniciará el 4 de Julio de 1944, durante la intervención federal del Gral. Alberto Guglielmone.