José Vasconcelos

Nació en la Ciudad de Oaxaca el 27 de febrero de 1882. Inició sus estudios en Eagle Pass, Texas, E.U., y los continuó en el Instituto Científico de Toluca y en el de Campeche, hasta que ingresó a la Escuela Nacional Preparatoria y posteriormente a la Escuela Nacional de Jurisprudencia donde culminó sus estudios de abogado. En 1909 se adhirió al Partido Antirreleccionista y en 1910 al Maderista, al producirse la decisión revolucionaria es nombrado Secretario de Instrucción Pública y Bellas Artes. Durante el gobierno de Madero fue director de la Escuela Nacional Preparatoria y en 1920 fue designado Rector de la Universidad Nacional. También fue colaborador de Venustiano Carranza, quien lo designó como agente confidencial ante los gobiernos de Inglaterra y Francia. Eran los tiempos de impedir que aquellas naciones otorgaran apoyo económico a Victoriano Huerta. Luego de desempeñar algunas otras misiones en Canadá y Estados Unidos y de recibir el nombramiento para dirigir la Escuela Nacional Preparatoria, vertió algunas críticas sobre el proceder de Venustiano Carranza quien molesto ordenó orden de arresto contra él. Por esa causa debió huir a Estados Unidos. A su regreso, fue Secretario de Instrucción Pública durante la gestión del presidente Eulalio González pero nuevos problemas lo obligaron a dirigir sus pasos nuevamente a tierras norteamericanas, pero esta vez para exiliarse. En 1920 ofreció su apoyo al Plan de Agua Prieta. Ese mismo año, el mes de junio, Adolfo de la Huerta le dio posesión como jefe del Departamento Universitario y de Bellas Artes. Fue en este cargo que José Vasconcelos impuso a la Universidad Nacional el lema “Por mi raza hablará el espíritu”. Es el iniciador de las campañas de alfabetización y el principal impulsor de la construcción de escuelas y de la generosa política de acercamiento con los pueblos hispanoamericanos. Crea las comisiones culturales y envía a los maestros rurales por todo el país, reestructura la educación mexicana, mejora la Biblioteca Nacional y manda a construir el actual edificio de la Secretaría de Educación Pública. Brinda facilidades a los cultivadores del muralismo (Orozco, Siqueiros y Rivera) para que plasmaran su obra tanto en este edificio como en el de la preparatoria, concibió el escudo y lema que hoy ostenta la UNAM. Miembro prominente y fundador de Ateneo de la Juventud, por su claro talento y excepcional preparación filosófica contribuye al perfilamiento de una verdadera cultura nacional fundada en los valores universales. Distinguido novelista, escribió «Ulises Criollo», «La Raza Cósmica», «La tormenta», «El Proconsulado» y «La Flama»entre otras obras muy importantes. Estuvo desterrado de México y regresó en 1940 para ser Director de la Biblioteca Nacional. Antes de morir en la ciudad de México el 30 de junio de 1959, publicó sus últimas obras: «Lógica Orgánica» y «Todología». El tributo merecido a su genio ha quedado patente en los elogios de hombres eminentes como Hernán de keyserling, quien en sus «Meditaciones Sudamericanas», emite opiniones como: «José Vasconcelos es el ideólogo más original que hasta hoy ha habido en América Latina… y es el pensador más representativo». Vasconcelos que como Ulises Criollo deambulaba por el mundo ostentando y predicando orgulloso el pensamiento de América, recibió también en Francia cálidos homenajes. Una de las opiniones que mejor perfilan la personalidad de Vasconcelos es la que se publicó en la Revue L’Amerique Latine, del 15 de marzo de 1931, que textualmente decía: «El señor José Vasconcelos: Hombre de estado mexicano, profesor y apóstol, y uno de los maestros que han contribuido a la orientación de la joven generación de la américa española; escritor cuyo nombre ha atravesado todas las fronteras -de México a Chile, pasando por la América Central-, y cuya aureola de noble pensador ha brillado también en Paris, aún antes de su llegada… es considerado como uno de los creadores de la nueva América, uno de los que mejor pueden ayudarla a encontrar su verdad, su ideal y el camino que a todo ello conduce.» Se ha escrito de Vasconcelos que encarna el ideal totalizado, armonioso y preciso; él enseña la filosofía tonificante y exaltante de nuestros pueblos; él representa una parte de la conciencia del mundo. Murió en la Ciudad de México el 30 de junio de 1959. Mereció, por sus cualidades de pedagogo, el honroso título de Maestro de la Juventud de América.