Pablo Vrillaud

Pablo nació en el año 1897 en el encabalgamiento de dos siglos lo que indudablemente signó su formación intelectual y emocional. Por un lado el romanticismo tardío del siglo XIX y por otro las vivencias conmocionantes de la primera guerra mundial y de la revolución rusa. Fue entonces un lírico revolucionario, un romántico de la acción, un personaje que reunió en sí las facetas más destacadas de sus congéneres protagonistas de la Reforma Universitaria : el idealismo a ultranza y la pureza de intenciones. Por eso y por sus innegables cualidades personales, repetidamente destacadas por las personalidades de su época, fue elegido entre sus pares para representarlos en la lucha sin tregua, sin deserciones. Pero, ¿De dónde surgió este exponente social liderando las características paradigmáticas de la generación que lo rodeaba? Remontándonos a su entorno familiar, Pablo nació en Las Toscas (Pcia. de Santa Fe) pero desde muy pequeño su vida transcurrió en la ciudad de Reconquista, adonde volvía como siempre, en su último y fatídico viaje.
El padre de Pablo fue un francés que con sólo 19 años partió en 1882 desde el puerto de Bordeaux hacia la Argentina buscando nuevos horizontes, teniendo como principal equipaje un libro: “Fragmentos y poesías de escritores franceses” y describiendo en notas diarias y durante tres años sus insólitas experiencias. Su madre, Rosa Sotelo, fue hija de un general correntino, Toribio Sotelo, que luchó en la batalla de Caseros contra Rosas. Una mujer, que en sus últimos años, ciega, sorda y paralítica, con increíble estoicismo, recitaba poesías sin nunca emitir una queja. La suya era una familia con inquietudes sociales y políticas. Su hermano Juan fue gobernador del Chaco y varias veces legislador, Jefe político e Intendente de Reconquista. Su hermano Alberto también fue intendente en esa ciudad y Delegado Constituyente en 1949. Alcides, el hermano menor que también falleció a los 28 años, fue concejal en su ciudad natal. Una de sus hermanas, Rosa, fue la primera directora de la Escuela Profesional de Mujeres de Reconquista y además integrante de la comisión fundadora de la Alianza Francesa, la Liga de Madres de Familia, las Voluntarias del Hospital y la Sociedad de Beneficencia de esa ciudad santafesina.
Pablo estudió sus primeras letras en Reconquista. Comenzó la escuela secundaria en el colegio francés Víctor Hugo de Buenos Aires y luego en 1912 continuó sus estudios en el Colegio Nacional de Santa Fe. En 1918 se incorporó como estudiante de Derecho a la entonces Universidad Provincial de Santa Fe. En ese año, recién iniciada su carrera universitaria, fue enviado como delegado al Congreso Nacional de estudiantes de Córdoba. Cuando regresó a Santa Fe fue elegido presidente de la Federación Universitaria del Litoral. En 1921 integró, junto a otros cuatro estudiantes y por decisión unánime, la delegación al 1º primer Congreso Internacional de Estudiantes realizado en Méjico. A su regreso, en 1922, también por consenso de todas las federaciones del país, Pablo fue elegido Presidente de la Federación Universitaria Argentina, trasladándose a Buenos Aires. Terminado su mandato, regresó a Santa Fe donde reanudó sus estudios de abogacía y fue nombrado director de la Biblioteca de la Universidad.
Faltándole una materia para la obtención de su título de abogado, el 13 de septiembre de 1925 murió a los 28 años en un accidente automovilístico. Los diarios del país y del extranjero publicaron notas sobre la personalidad de Pablo y su actuación como luchador por la Reforma Universitaria, como poeta y como orador reconocido. Personajes como don Ramón del Valle Inclán, Haya de la Torre, Pedro Henríquez Ureña, Gabriel del Mazo, José Ingenieros, Arturo Capdevila y las federaciones estudiantiles del país y de todas partes del mundo mandaron notas de pésame y escribieron sobre el reformista y poeta fallecido.

PABLO Y SU LUCHA REFORMISTA

Desde su primera juventud se plantó firme contra la injusticia y las desigualdades que el consideraba poder atenuar mediante la educación y la lucha. Desde sus tempranos 15 años, ni bien llegado a Santa Fe para continuar sus estudios secundarios en el Colegio Nacional, se enroló en la causa de la creación de la Universidad Nacional del Litoral e intervino, junto a sus más tarde cercanos amigos, Alejandro Grüning Rosas y Alcides Greca en el mitin de 1912. En ese momento Grüning Rosas era presidente de la Federación Estudiantil y Greca presidente del Centro del Libre Pensamiento.
Desde entonces, a pesar de su corta edad, acompañó con entusiasmo los avatares, que fueron muchos, que precedieron a la creación de una casa de estudios universitarios con reconocimiento nacional.
En el año 1916 lo encontramos firmando la resolución de una asamblea, realizada en la Biblioteca Cosmopolita con la presidencia del doctor Manuel Menchaca. En esa reunión se intercambiaron ideas sobre los caminos conducentes a conseguir una mejor universidad nacional. Al fin, en 1917, se inició el proyecto de Jorge R. Rodríguez que culminó en 1919 con la ley creando la Universidad Nacional del Litoral.

Primer congreso nacional de estudiantes.
En 1918, apenas comenzado los estudios universitarios, tuvo una destacada actuación en el congreso de Córdoba que luego lo ameritaría para ser elegido presidente de la Federación Universitaria del Litoral e integrar la delegación al Congreso Internacional de Estudiantes de Méjico (1921). En la tercera sesión del congreso cordobés, por iniciativa de los santafesinos, se sancionó la siguiente declaración:“El primer congreso nacional de estudiantes universitarios, recomienda al Congreso Nacional la pronta sanción del proyecto creando la Universidad Nacional del Litoral” Al respecto Angel Caballero Martín en su libro “La Universidad en Santa Fe” aclara que quienes más se solidarizaron con los santafesinos en este proyecto fueron los universitarios cordobeses que acompañaron de corazón todo el proceso que siguió a esta declaración. En el relato de los acontecimientos de este congreso que realiza Julio V. González figuran varias resoluciones con la firma de Vrillaud como co-redactor de las mismas. Allí lo reconocieron sus pares por la clarísima expresión en la profundidad de sus planteos y también por su vena satírica ya que en ocho sonetos, con el seudónimo de Paul Marcel puso una nota humorística en el fervor de la lucha y la seriedad del momento.

Pablo como presidente de la Federación Universitaria de Santa Fe
En el año 1919 Santa Fe vivió una fervorosa actividad a favor de la Universidad Nacional que reclamaba toda la sociedad santafesina en pleno acompañando la inquietud de los estudiantes. En ese momento de fervores y manifestaciones creadoras, Pablo Vrillaud estaba al frente de la actividad estudiantil.
Se realizaban constantemente actos públicos en teatros, bibliotecas y plazas con adhesión entusiasta de toda la ciudad, de sus instituciones, organizaciones obreras y personalidades. A estos actos concurrieron solidariamente los reformistas cordobeses. Pablo, orador apasionado y fogoso, dejó su impronta en la memoria de sus contemporáneos por sus intervenciones oratorias que despertaban tal entusiasmo que al decir de un espectador “su figura parecía agrandarse a medida que avanzaba en el tono de su discurso”.
No era menos hábil en la escritura y los numerosos manifiestos de la FUL llevan su firma y su sello de escritor fogueado en el panfleto y en la diatriba. Son destacables las declaraciones conmemorando el 9 de julio y el 14 de julio, aniversario patrio francés, siempre con el verdadero espíritu reformista y humanitario.
Cuando en 1919 se promulgó la ley tan esperada de la creación de la Universidad Nacional el principal problema a abordar era la búsqueda de profesores, que después de tanta lucha, constituyeran una garantía de ética y de idoneidad. En ese momento crucial, el doctor Nazar Anchorena, delegado interventor de la nueva casa de estudios, solicitó la colaboración de los estudiantes para llevar a cabo la gran responsabilidad. Pablo fue el encargado de llevar el ofrecimiento de cátedras a Saúl Taborda, Arturo Capdevilla, Deodoro Roca, Arturo Orgaz y Enrique Barros en Córdoba. En Buenos Aires entrevistó a José Ingenieros y a otras intachables personalidades. Fue más bien un ofrecimiento simbólico ya que a los entrevistados les era difícil dejar las ciudades donde estaban asentados con posición y familia.

Pablo como delegado al Primer Congreso Internacional de Estudiantes
A comienzos del año 1921 fue elegido por unanimidad de todas las federaciones estudiantiles del país como delegado al Congreso Internacional de Estudiantes de Méjico junto a Arnaldo Orfila Reynal, Miguel Bonchil, Enrique Dreyzin y Héctor Ripa Alberdi quien falleció un año antes que Pablo; el destino pareció juntar dos trayectorias fugaces pero fecundas. Pablo y Ripa Alberdi se alojaron en la casa de don Pedro Henríquez Ureña como este último cuenta en la primera edición de su libro: “Seis ensayos en busca de nuestra expresión”
Los diarios de Méjico hablaron elogiosamente de la actuación de Vrillaud, ayudado por su brillante exposición de ideas. El desempeño de la delegación argentina produjo tanto impacto en la opinión del país que el gobierno mejicano la invitó a viajar durante un mes por todo Méjico. Hicieron el viaje acompañados por personalidades como don Ramón del Valle Inclán quien donó simbólicamente a Pablo su tradicional bastón con empuñadura de marfil labrado. Ese congreso de estudiantes eligió por consenso a Pablo, Orfila Reynal y Enrique Dreyzin para hacer conocer en Nueva York y Europa los postulados humanistas sostenidos y aprobados en sus sesiones y sobre todo la idea de la unificación de los estudiantes de todas las naciones. Con su acostumbrada elocuencia, el estudiante santafesino expuso las ideas reformistas de confraternidad estudiantil en el Ateneo de Madrid, en ese entonces la más alta tribuna de España, en la Sorbona de París y en todos los centros estudiantiles de las ciudades que iban visitando.
En ese viaje se selló un pacto de solidaridad entre los jóvenes idealistas del mundo.
Pablo presidente de la Federación Universitaria Argentina.
Cuando la delegación retornó a Buenos aires de su periplo por Europa, todas las federaciones estudiantiles del país, sin vacilar, eligieron a Vrillaud como presidente de la Federación Universitaria Argentina.
Celestino Lanteri, contemporáneo y allegado a Pablo, escribe, refiriéndose a la unanimidad en la elección del estudiante santafesino para dirigir al estudiantado:
“Vrillaud había conquistado ya, en los medios universitarios, justo y sólido prestigio. No fue factor para esta nombradía solamente su actuación hasta ese momento; ni sus ideas innovadoras, ni su ardiente elocuencia. Tuvo también otras condiciones excepcionales, de mayor mérito: su conducta insobornable y rectilínea, su transparente honestidad y su notorio espíritu de sacrificio”.
Gabriel del Mazo también lo señala diciendo: “Fue uno de los fundadores del movimiento que se ha consagrado con el nombre de Reforma Universitaria y uno de los sostenedores más eficaces, de más clara orientación y de más intachable conducta. (Gabriel del Mazo. Reforma Universitaria. Tomo VI. Bs. Aires. Edición del Círculo Médico Argentino y Centro de Estudiantes de Medicina.)
Eran momentos no tanto de obtener sino de defender. En efecto, la contrarreforma actuaba sobornando inteligencias y persiguiendo ideales.
Allí pronuncia Pablo sus conocidas palabras: “Coincidimos con todos los compañeros en que el pasado trabaja para desenterrar a los muertos, con un esfuerzo desesperado, pero no olvidamos tampoco que alguien ha dicho que es imposible detener el carro de la evolución y que el osado que se empeñe perecerá bajo sus ruedas”.
A su muerte, coinciden en sus elogios las distintas federaciones del país diciendo:
(…)“ en sus gestiones se podía confiar plenamente; ponía en la lucha las cualidades de un talento claro, de un carácter firme y de una bondad sin tacha”
(…) “tenía ya la visión del mundo que necesitan los predestinados”
(…) “fue un celoso defensor de los intereses estudiantiles y un espíritu idealista que puso a contribución en la contiendas universitarias”
No menos elogiosas fueron las palabras vertidas en los diarios del país por personalidades y periodistas. (estas notas se guardan en el Archivo de la Universidad Nacional del Litoral)

Pablo orador
Una condición destacada de su personalidad, tal vez la más descollante, era su capacidad oratoria que él desplegó casi desde niño.
Cuenta Juan José de Soiza Reilly, reconocido escritor y periodista de la época “Conocí a Pablo Vrillaud subido en una mesa en el patio de una escuela, los brazos abiertos, los ojos chispeantes, la voz de clarín… y yo pensé : qué mal debe estar la juventud para que necesite de un niño para su defensa”… Pablo tenía entonces 15 años y desde entonces no abandonó la lucha, con su oratoria enfervorizante en pro de sus apasionados ideales.
Todas las muchas notas póstumas escritas después de su trágica desaparición resaltan su brillante oratoria.
En fragmentos de notas publicadas, así lo recuerdan sus contemporáneos y los que lo precedieron:

“Una de las características personales que más destacaron al malogrado Pablo Vrillaud en su breve, pero no por ello menos intensa vida de acción y de lucha pública, fue la emotividad con que pronunciaba los discursos. Tenían un sello particular de fogosidad y la vibración de la oratoria infundía en el público oyente el entusiasmo de sus frases, llegando a contagiarlo con el optimismo de sus líricas concepciones”
Mariano Tissembaum .El Independiente. Reconquista. 15-9-1926

“Estudioso, orador de fibra y a la vez poeta delicado, fervoroso en la profesión de sus ideales, su fallecimiento será sentido por la juventud universitaria de todo el país y también de Hispanoamérica a la cual estaba estrechamente vinculado”
La Prensa. Buenos Aires. 14-9-1925

“las alternativas de la lucha le llevaron a correr el continente, a inflamar las multitudes con la fuerza arrebatadora de su elocuencia.”
Boletín. Centro de Estudiantes de Derecho. Santa Fe. 16-9-1939

“Se lanza a la lucha abierta hecha su composición de lugar; y su oratoria fluida, directa, razonante, es escuchada con entusiasmo y admiración en la capital y en todo el norte de la provincia”
El Independiente. Reconquista. 19-9-1925

“Comienza la era de la lucha tenaz y decidida, y mientras alentaba con sus fogosos discursos a sus compañeros, se ocupaba de traer hombres y jóvenes a las cátedras de las que desertaban los santafesinos viejos y adocenados”
La República. Rosario. 14-9-1925

“Rebelde por naturaleza, reunía en armonioso conjunto un sinnúmero de cualidades que sin duda alguna lo convertirían en una de las figuras más brillantes de la juventud universitaria argentina; orador magnífico en el amplio sentido del vocablo empleaba con gran acierto el arte complejo de la palabra…”
La Plata. Septiembre de 1925 .(en el recorte del diario no figura el nombre de la publicación.)

“En Madrid, a invitación de un núcleo de intelectuales españoles, dio una conferencia en el Ateneo, alcanzando gran resonancia, tanta, que todos los grandes diarios argentinos dieron cuenta detallada”
Tribuna. Reconquista 19-9-1925

“La fibra de Vrillaud se puso más de una vez en evidencia en sus discursos plenos de entusiasmo”
Democracia. Rosario. 13-9-1926

“ A su paso por España, invitado por un núcleo de intelectuales, dio a principios de 1922 una conferencia en el Ateneo de Madrid, sobre la función de la juventud de Hispano América. El tema, considerado con amplitud generosa, mereció calurosas adhesiones y el joven tribuno tuvo uno de sus más legítimos triunfos”…
Boletín del Círculo Médico Argentino y Centro de Estudiantes. Buenos Aires. 17-9-1925

“De una elocuencia brillante, armoniosa como de paloma y de león, tenía resplandores de aurora y de incendio”
El Independiente. Reconquista. 3-4-1926

“Su palabra galana, fluida, de honda y sentida emoción se escuchó en Buenos Aires en agitadas asambleas universitarias y en el Ateneo de Madrid donde magos maestros de la palabra hicieron escuchar las suyas, aplaudió a este hijo de nuestras tierras, que hablara con la misma naturalidad con que canta el ruiseñor o da rosas el rosal Tal su condición…”
Julio César Bonazzola (en el homenaje a Pablo Vrillaud). El Litoral. Santa Fe. 24-9-1926

“(…) fue paseada airosa la bandera de la Reforma con Pablo Vrillaud al frente para frenar un día sus impulsos nada menos que en el Ateneo de Madrid donde ese joven audaz en una improvisación brillante, se permitió decirles a los jerarcas de las letras castellanas quienes eran los universitarios argentinos y cómo los de ese entonces eran capaces de las mismas hazañas que las que perfilaron a los hombres de Mayo”
Alejandro Greca en “La ley 13.031 y la Reforma Universitaria” Santa Fe- 1949.
Esta lista un poco extensa, aunque incompleta, de panegíricos a su vocación discursiva ha sido transcripta a fin de ejemplificar el carácter casi mitológico de su actuación.

Pablo, poeta y periodista.
Pablo fue un poeta nato, por convicción y por esencia.
Resulta interesante destacar la reiterada alusión, en notas periodísticas publicadas después de su muerte, a la pérdida de dos volúmenes inéditos de la poesía de Pablo Vrillaud.
Sin embargo, algo pudo rescatarse reuniendo material desperdigado en numerosos diarios y revistas de la época y en un cuaderno borrador hallado años después de su inesperado final.
Juan José de Soyza Reilly decía de él: “Parecía un feroz iconoclasta; era un poeta…Sólo así se explica que haya dejado en la vida de sus compañeros y de sus amigos una huella tan honda y sólo así se explica que sus propios enemigos de ayer, lloren sobre su tumba.”(Buenos Aires, agosto de 1926).
También fue fecunda su actividad como periodista. En la ciudad de Reconquista fundó, siendo muy joven, una revista literaria que llamó “Juvenilia”. En 1915 se publicó en la ciudad de Santa Fe, por primera vez, el vespertino “La Palabra” dirigido por Salvador Caputo y teniendo como redactores, al decir de Alcides Greca, jóvenes de quince a ochenta años. Pablo publicaba allí una sección titulada “La vida en solfa” haciendo gala de su chispa humorística y “Apostillas y comentarios” en un tono profundo, de ideas claras y meditadas.
Se conserva testimonio de sus escritos en publicaciones de Santa Fe, Rosario, Buenos Aires, La Plata y Reconquista.

Pablo Vrillaud parece ser uno de esos distintivos elementos que perduran a través del tiempo en el anecdotario colectivo y en las notas periodísticas de los intelectuales memoriosos.
Si bien un aspecto de esa persistencia puede relacionarse con su militancia social o aún también con su muerte prematura y trágica, surgen de su personalidad otras facetas generadoras de inquietudes revisionistas que pueden dar lugar según su enfoque, a diversas interpretaciones.