Arturo Orgaz

Destacado intelectual cordobés de la primera mitad del siglo XX nacido en la ciudad de Córdoba el 4 de junio de 1890. Fue abogado, docente, ensayista, político y dirigente deportivo. Era hermano de Raúl, Mercedes, Oscar, Jorge y Alfredo. En 1905, con tan solo 14 años de edad, participó junto a otros amigos en la fundación del Club Atlético Belgrano, del cual fue, además de jugador, su primer presidente y el encargado de redactar el primer estatuto de dicha entidad. Practicó esgrima en el elitista Club Social y, entre 1924 y 1928, presidió la Liga Cordobesa de Fútbol.  
Realizó sus estudios secundarios en el Colegio Nacional de Monserrat para posteriormente ingresar en en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UNC, de la que egresó en 1913 con el promedio más alto de su promoción y obteniendo el doctorado al año siguiente, con la tesis titulada “Las Multitudes”.
En 1913 ingresó a la carrera judicial, donde llegó a ser Juez en San Francisco y Agente Fiscal en Córdoba, acompañado a su colega y querido amigo Arturo Capdevila, que era Juez Correccional. Pero los sucesos de 1918 frustraron esta deriva profesional. Efectivamente, Arturo Orgaz integró junto con Capdevila, Deodoro Roca, Saúl Taborda, entre otros, la famosa “Asociación Córdoba Libre”, que fundaron en septiembre de 1916 y que propugnaba la reforma de la vetusta universidad local. Al año siguiente, el mismo grupo dio a luz a la “Universidad Popular”, que funcionaba en la Escuela Alberdi de la Avda. General Paz. Al advenir la Reforma Universitaria, participaron activamente en actos y manifestaciones de los estudiantes, por lo que fue amonestado por el Superior Tribunal de Justicia, igual que su dilecto compañero. Ambos renunciaron de inmediato. “He recibido la sorpresa –escribió Orgaz a la autoridad judicial- de conocer mi delito: es que pienso libremente y defiendo la justicia”.
En el plano literario escribió desde muy joven, sobre temas tales como “Una de tantas”(teatro, 1909), “Las barcas del ensueño” (poesía, 1912), “De Buen Humor” (1913) y dos novelas: “Cosas del Amor y de la Fe” en 1919 y “Novelas y Comedias breves” en 1923. Como pensador dio a luz, entre otras, obras como En guerra con los ídolos (1919), La huelga de las ideas (1928), Sentido social de la libertad (1955), Pro y contra del hombre (1956); y sus reconocidos manual “Introducción al Derecho y a las Ciencias Sociales” y el “Diccionario Elemental de Derecho y Ciencias Sociales”, constantemente reeditados para uso de los estudiantes de su Facultad. Asimismo, fue colaborador de diarios como La Voz del Interior, La Prensa y otras publicaciones.
Como docente, fue durante casi tres décadas profesor de Instrucción Cívica en el Colegio de Monserrat y titular de la Cátedra de Introducción al Derecho en la universidad que había contribuido a reformar y modernizar.
Políticamente, militó en un principio en una corriente disidente de la Unión Cívica Radical, pero después de la caída de Irigoyen en 1930, se afilió al Partido Socialista, donde alcanzó de inmediato un alto relieve. Fue Senador provincial por la capital representando al PS (1932-36), durante la proscripción del radicalismo. Fue en la Cámara autor del proyecto de “Sábado Inglés”, que se convirtió en ley. Fue también candidato a Gobernador de la provincia en 1936, enfrentando a Sabattini. Luego fue candidato a Vicepresidente de la Nación por su partido. Adversario del naciente régimen peronista, en 1946 quedó privado de sus cátedras, sufriendo más tarde algunas prisiones temporarias. En 1953 fue encarcelado varios meses en la cárcel Penitenciaría Nacional de Buenos Aires junto a otros pensadores liberales, como José Luis Romero y Vicente Fatone. Como orador, fue el mas alto exponente de la oratoria tribunicia en la provincia de Córdoba. Hecho para la controversia militante, su palabra tenía extraordinaria flexibilidad y su mente acusaba agudeza de imaginación. Pero en la faz que merecerá el mas alto respeto de la ciudadanía, es la de civil y militante en la lucha tenaz en contra de todos los despotismos que han pesado sobre el mundo y en especial en América Hispánica, la Noble nación de Bélgica lo distinguió con la condecoración de “Caballero de la Corona de Bélgica” en reconocimiento de la defensa que hiciera de esta nación al ser invadida brutalmente, después de haber sido asegurada su neutralidad.
Falleció poco más tarde, el 16 de agosto de 1955 en su Córdoba natal. Los estudiantes reformistas llevaron a pulso su féretro durante 20 cuadras. Arturo Capdevila le dedicó una bella poesía que comenzaba diciendo: “Varón cabal de la mirada pura/ de redentoras causas peregrino/ ¡Que miel del corazón das en tu vino/ hermano dulce de sin par dulzura!”.