del libro «Historias del Barrio Clínicas» de Miguel Bravo Tedín
«La creación de la Facultad de Medicina en 1877 se hizo factible cuando el gobierno provincial cedió al Hospital San Roque a la Universidad Nacional de Córdoba para ser utilizado como hospital-escuela.
Es inmediata, cronológicamente, la preocupación de la Academia de Medicina, al solicitar el 27 de marzo de 1880 al gobierno nacional los terrenos que hoy ocupa la Sociedad «Unión y Progreso». Fueron varios los intentos, tanto de la Academia como de la Facultad por obtener un terreno apropiado. Finalmente, durante la intendencia de don Manuel de la Serna, la Municipalidad convino en ceder el solar que ocupa actualmente. El doctor Felix Garzón Maceda en «La Medicina en Córdoba», cronica estos hechos: «En noviembre de 1883 el Gobierno Nacional designó una comisión, de la cual formaba parte el decano de la Facultad doctor Luis Rossi, encargándolo de la dirección y ejecución de los trabajos preparatorios para la construcción que se debía llevar a cabo con sujeción a planos y presupuestos formulados por el Ing. Rafael Aranda…»
«…Pidiéndole que tuviese por base de su estudio el espléndido edificio del Hospital de Lugo (en Italia), uno de los mas notable de Europa»
«La Facultad entró en posesión del terreno donado por la Municipalidad recién en 1885. En ese año dio principio la obra que se terminó e inauguró a los 30 años de iniciada y a los 35, a contar desde que se dieron los primeros pasos para una fundación que ya entonces era impostergable.»
«Correspondiédole así, a un alumno fundador de la Escuela y egresado en la primera promoción de 1883, el doctor Pedro Vella, organizar y poner en funcionamiento el Hospital recientemente inaugurado. A un joven médico que estaría llamado a ser cirujano eminente, indiscutido conductor de juventudes y maestro de internacional relevancia, doctor Ernesto Romagosa, tocole desde el secretariado colaborar con el primer Director en tan difíciles tarea.» «Este Hospital Nacional de Clínicas, por rara coincidencia, hubo de abrir sus puertas en el año en que nuestra Universidad Mayor de San Carlos cumplía precisamente con su tercer siglo de existencia.»
«Quién define perfectamente la importancia y trascendencia del Hospital de Clínicas es Garzón Maceda cuando afirma: «El Hospital Nacional de Clínicas, no es simplemente un grande nosocomio por la magnificencia de su construcción; ni es una escuela común de clínicas. Es un policlínico con importantes Institutos anexos que no solo complementan las enseñanzas de las clínicas, sino que las facilitan y las hacen cómodas para maestros y alumnos, hallando concentradas en el cuanto es esencial a su ilustración y perfectibilidad experimental. Son tales el Instituto de Anatomía Normal y Disecciones; Anatomía Patológica; Radiología; Medicina Legal y Toxicología» Pero la importancia que llegó a adquirir en el ámbito nacional y américano, el Hospital de Clínicas no se debió exclusivamente a su monumentalidad sino a la capacidad de sus profesores. No solamente el doctor Vella sino Alejandro Centeno, Ernesto Romagosa, Ramón Gil Barros, Luis M. Allende, Vidal Peña, Luis León, Samuel Castellano, Arturo Pitt, Antonio Nores, José Manuel Alvarez, Felix Garzón Maceda, Justo Luque, Eliseo Soaje y otros».
«Vemos pues a grandes rasgos la importancia que llegó a adquirir el Hospital Nacional de Clínicas, por la calidad de su construcción y por la calidad de los maestros que en el enseñaron junto a otros institutos que se fueron instalando coetánea o posteriormente cerca del mismo. Estos hechos fueron la causa principal de que en torno a su inmensa mole comenzaran a vivir los estudiantes universitarios, principalmente de medicina, formando con el discurrir de los años un barrio netamente estudiantil o en el que los universitarios imponían el tono que se conoció y conoce como Barrio de Clínicas a secas».